lunes, 3 de julio de 2023

Día #15: Madaba - Monte Nebo - Jerash - Amman

Hoy hemos andado a contrarreloj. Tenemos que devolver el coche de alquiler en Amman antes de las 17 h y eso nos ha marcado todos los ritmos. Es lo que hay. 

No queríamos irnos de Madaba sin ver algunas de las cosas que ayer no pudimos. Así que tras el desayuno nos hemos acercado primero al Museo de Madaba, las ruinas de una antigua residencia privada con varias salas con mosaicos y objetos encontrados en excavaciones hechas en la ciudad y los alrededores. 










Nuestra siguiente parada ha sido la iglesia de los Apóstoles, que contiene uno de los más bellos y mejor conservados mosaicos de toda Jordania. Además, presenta un perfecto estado de conservación gracias a que no fue destruido por los iconoclastas.





Por último, la Iglesia de San Juan, que no es solo una iglesia, sino que son las ruinas de una antigua ciudad de hace 3000 años. En su interior todavía conserva en funcionamiento un antiguo pozo de la época Moabita.




Además hemos subido al campanario, desde el que teníamos unas vistas muy chulas de toda la ciudad, con la mezquita del Rey Hussein como principal protagonista.


Con la vista puesta en el reloj (que nosotros nos entretenemos con cualquier detalle y se nos va el tiempo) abandonamos Madaba, pequeña ciudad que nos ha encantado. 


Entre las múltiples versiones que Jordania ofrece, se encuentra la de ser también Tierra Santa. Jordania es un elaborado mosaico de historias bíblicas que se remontan a los tiempos del Génesis. Un puente bien transitado entre el este y el oeste, el mar y el desierto, el Antiguo y el Nuevo Testamento. Mientras que cientos de lugares mencionados en la Biblia se encuentran en Jordania, los sitios sagrados más visitados del reino son el Monte Nebo y Betania, el lugar del bautizo de Jesús. 

Primero nos hemos acercado al MONTE NEBO. La Biblia cuenta que Moisés -uno de los personajes más importantes para los judíos, los cristianos y los musulmanes- logró su objetivo de poner a salvo al pueblo hebreo tras vagar 40 años por el desierto. Luego subió hasta la cima del Monte Nebo y allí Dios le mostró la Tierra Prometida, antes de morir.


Los franciscanos custodian hoy un complejo conmemorativo, con varias cosillas que ver desde este monte a 800 metros de altura con unas vistas desde donde se puede ver el Mar Muerto y hasta Jerusalén.


La serpiente en la cruz, localizada en lo alto de la montaña representa a la serpiente de bronce del profeta…

En el antiguo baptisterio se encuentra uno de los mosaicos más importantes que ver en Jordania, totalmente intacto debido a que colocaron otro por encima.




Incluso aquí se encuentra el olivo plantado por Juan Pablo II en su visita al Monte Nebo.


Una vez terminada la visita, tocaba hacer la cuenta de la vieja para decidir cómo organizar el resto del día. Y algo teníamos que dejar de ver, eso estaba claro. Así que hemos optado por no acercarnos a Betania, un enclave situado en la frontera entre Israel y Jordania que se considera (un “se supone”) como el lugar donde Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista.


Y hemos priorizado la visita a JERASH, una de las ciudades romanas más grandes y en mejor estado del mundo. Una ciudad con unas ruinas tan bien conservadas como el propio Coliseum o el Foro Romano. Roma lejos de Roma... Y es que, de hecho, la llaman la Pompeya asiática y es el segundo lugar más visitado del país solo por detrás de Petra.

El área monumental abarca una extensión de varias hectáreas e incluyen dos teatros romanos, imponentes templos, iglesias, plazas y otros edificios públicos. Casi 3 horas habremos estado recorriéndola. 

El impresionante Arco de Adriano nos daba la bienvenida. Tal era la importancia de Jerash dentro del Imperio, que recibió hasta la visita del mismísimo emperador Adriano. Para conmemorar esta efeméride se levantó en el año 130 este triple arco triunfal.


A su lado, el Hipódromo. Aunque gran parte del graderío ha desaparecido, todavía se pueden contemplar parte de los arcos bajo las gradas y por donde accedían los gladiadores (es el hipódromo mejor conservado del imperio romano)



Adriano, contento con que el pueblo le dedicase una puerta de la ciudad, dedicó una puerta igual al pueblo, la llamada puerta del sur. Esta puerta es una de las cuatro que daban acceso a la ciudad y a ambos lados podemos ver parte de la muralla que protegía a la misma

La Plaza Oval o foro romano es uno de los lugares más impactantes que ver en Jerash y que destaca por las 56 columnas que la rodean. La estructura de la plaza recuerda enormemente a la plaza de San Pedro del Vaticano. Tanto el suelo como las columnas son originales... la plaza parece estar congelada en el tiempo. 




Continuamos por el Cardo Maximus, la calle principal donde se ubican los templos y edificios más destacados. Fue construida en el s.II a.C. y aún conserva su empedrado original.



Atravesamos el Ágora , la catedral, el Ninfeo, etc. 






El Tetrapylon marca la intersección entre el Cardo y el Decumanus. Era un monumento que solía erigirse en ciudades importantes del imperio romano, en en el punto donde se cruzaban dos calles principales y perpendiculares entre sí. Tenemos mucha suerte de poder visitarlo, ya que a día de hoy quedan poquísimos tetrápilos en pie,



Subimos la colina, para llegar al Teatro Norte.




Muy cerca del Teatro Norte se encuentra en Templo de Artemisa. Es el recinto más grande que ver en Jerash y no es difícil imaginar que este templo fue originalmente el más importante de la ciudad. Se pueden admirar 11 de las originales 12 columnas corintias del templo.


Cuando el Imperio Romano adoptó el cristianismo como religión oficial, empezaron a surgir iglesias cristianas como champiñones. Solo en Jerash en su día hubo decenas de iglesias de la época bizantina (que es como se conoce esta nueva era del imperio). Hoy en día los restos mejor conservados son los de un conjunto de tres Iglesias Bizantinas que comparten el mismo pórtico de entrada y que están alfombrada de exquisitos mosaicos.






El Teatro Sur es bastante más grande que el norte (tiene capacidad para 5.000 personas) y albergaba conciertos musicales, obras de teatro y concursos de poesía. Antiguamente poseía dos graderíos, de los cuales solo se conserva el del piso inferior. Los grabados que indicaban los números de los asientos. 



Con intención de honrar a uno de sus principales dioses, los griegos levantaron el Templo de Zeus en la cima de una colina. Todavía se conservan 8 colosales columnas de su fachada principal. Destacan las impresionantes vistas que ofrece este lugar de la Plaza Oval y del Cardo Maximus.




Y con las mismas, carretera hasta AMMAN. Divertido no, lo siguiente ha sido conducir hasta el mismísimo centro de la Capital del reino hachemita. Una ciudad de más de 4 millones de habitantes. Una ciudad caótica, ruidosa, sin ‘leyes’… aspectos que tanto caracterizan a las ciudades de esta región del continente asiático. 

Cuando llegas a la ciudad, lo primero que nos llama la atención son la infinidad de casas de fachada beige que se amontonan unas a otras, repartidas por sus colinas. Y es que Amán es una ciudad repleta de subidas y bajadas.

Como íbamos con algo de margen, hemos hecho el checkin en el hotel para después ir a devolver el coche ligeros de equipaje (por favor, no os compréis un Nissan Sunny. Es un coche feo y malo). 

A menudo, Amman es una ciudad infravalorada y que mucha gente que viaja a Jordania la obvia. Hay quien dice que no tiene nada que ver, y aunque es verdad que no es la capital más bonita del mundo, creemos que es perfecta para pasar un día y medio tranquilos. Posee un buen puñado de monumentos y lugares de interés que ver, algunos de los cuales son realmente fascinantes y nos trasladarán al antiguo Imperio Romano. Cuenta también con bulliciosos zocos y mezquitas junto a un frenético e intenso estilo de vida urbanita.

Amman es una ciudad tradicional pero que poco a poco va abriéndose al exterior y la modernidad. Buena prueba de ello es el barrio Jabal Amman, situado en una de las colinas de la capital jordana y su calle principal, Rainbow Street. Una sucesión de calles repletas de restaurantes y bares ¡a todo color! 






Desde esta colina hemos descendido por empinadas cuestas y escaleras al downtown, donde en cuestión de segundos pasas de un ambiente tranquilo y mas cosmopolita a otro donde reinaba el caos y estaba repleto de gente.









Hemos comido en uno de los restaurantes de comida local más conocidos de la ciudad. Abierto desde 1952, presume de haber servido a la mismísima familia real jordana. Calidad precio insuperable.




Después callejeando hemos vuelto al hotel para un merecido descanso, que el día ha sido durillo, cómo suelen ser estos días de transición. 

Seguiremos informando.

1 comentario:

  1. Ha tenido que notarse el cambio de la tranquilidad de los pueblos y el desierto al bullicio de la capital en un " chas".

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