Hoy nos hemos despedido de todas las jerusalenes que tan intensamente hemos vivido estos días. Con pena, siempre que algo bueno se termina, pero muy satisfechos y contentos y con las mochilas llenas de emociones.
Hemos cogido el tranvía para acercarnos a la oficina de alquiler de coches. Cerca, el puente ‘atirantado’ de Calatrava, con sus cuerdas colgantes que simbolizan las del bíblico arpa del Rey David.
Nos ‘mejoran’ el alquiler y esto es lo que nos dan. Es lo que hay. Al menos es automático. Y nuestro GPS funciona sin problemas.
Ponemos rumbo al Norte. Las carreteras son bastante buenas y la conducción se hace relativamente sencilla. Eso sí, mucho tráfico para ser las 8 de la mañana. Dejamos atrás el aeropuerto y Tel Aviv, ya que será el punto y final del viaje (pero para eso aún queda mucho!). El coche de alquiler nos sirve como máquina del tiempo que nos traslada desde la Cesarea romana a la Acre de las épocas cruzadas, pasando por la Haifa centro del Bahaísmo mundial, todo ello bordeando la costa Norte del país.
Primera parada en el Parque Nacional de Cesarea, donde visitamos una de las ciudades romanas más imponentes en la antigua región de Siria-Fenicia. De aquella ciudad construida por Herodes el Grande, hoy solo quedan unas cuantas ruinas arqueológicas.
A ver, no os vamos a engañar. Venimos de visitar Herculano y Pompeya en nuestras vacaciones de enero (por si alguno se la perdió: Herculano & Pompeya). Y también en otros viajes hemos visto muchas ruinas romanas. Entonces, ¿por qué dedicarle un tiempo a este parque? La respuesta es sencilla: por su ubicación en la orilla del Mediterráneo, que la hace tan especial , sino única (y es que por un momento nos hemos trasladado a Cala Ferris).
Hemos entrado por la puerta sur, para empezar a conocer la ciudad romana. En esta parte, merece la pena sentarse a observar el mar desde el anfiteatro (que hoy en día, como podéis ver, se usa para representaciones teatrales y conciertos)…
…recorrer su hipódromo
…pasear por el cardo, las termas…
…acercarse a ver los mosaicos del palacio de Herodes…
…y llegar hasta el antiguo puerto romano…aunque el plato fuerte seguramente haya sido el acueducto. Tanto por su valor histórico como por la estampa que deja, situado a escasos metros del mar y transcurriendo en paralelo a una larga playa, ha merecido la pena acercarse.
Continuamos el camino, poniendo rumbo a HAIFA. Dicen que en Israel la ciudad para rezar es Jerusalén, para ir de fiesta Tel Aviv y para trabajar Haifa. Y se trabaja, pues tiene una amplia diversidad de actividades industriales (textil, alimentación, confección, cemento, vidrio, química). Además, es la terminal del oleoducto proveniente de Eilat y posee una de las dos refinerías existentes en Israel. Es la tercera ciudad en población (250.000 hab.) y el puerto más importante que tiene Israel.
Pero nada de esto es lo que nos ha traído hasta aquí. Sino los jardines del Centro Mundial del Bahaísmo ¿Baha qué? ¿Centro mundial de qué? El BAHAISMO es una de las religiones más jóvenes del mundo. Comenzó en 1844 en Irán. Se trata de una religión monoteísta, es decir, creen en una unidad espiritual que integra al budismo, cristianismo, islamismo, judaismo e hinduismo. ¡Son 6 millones de bahaíes en 75 países del mundo!! (en España hay cerca de 5.000 bahá'ís). Y se considera Haifa y Acre como su particular “Tierra Santa” y centro de peregrinaje. Y este Centro Mundial Bahaí de Haifa es la sede administrativa del bahaísmo.
En el corazón de las laderas del Monte Carmelo se encuentra el Templo del Bab, precursor de la religión. El templo está rodeado de espectaculares jardines colgantes esculpidos en la ladera de la montaña.
18 jardines colgantes monumentales conectan el pie de la montaña con la cima, nueve de ellos sobre el templo y nueve debajo de él. Todos ellos en perfecta armonía, simetría y bello colorido. Hay más de 1 kilómetro desde su base a la cima.
Dada la hora, sabíamos que la visita se iba a reducir a unas pocas terrazas y jardines, ya que para las 12 cierran la mayor parte. No obstante, nosotros hemos empezado por la base, para posteriormente subir un porrón de escaleras hasta la entrada central.
Por último, y tras recuperar el coche, hemos subido hasta la cima para, sobre todo, deleitarnos con las mejores vistas del Santuario, las terrazas, la ciudad de Haifa, la bahía, su puerto y las colinas de Galilea. Imponentes...
Antes de visitar los jardines, nos habíamos acercado a WADI NISNAS, el barrio musulmán, a comer un falafel espectacular en HAZKENIM. De lo mejorcito hasta ahora que hemos probado.
Desde Haifa, nos separan apenas 25 kilómetros de Acre, y que hemos tardado en recorrer… casi 2 horas!!! Pedazo caravana que nos hemos comido (como las de los buenos tiempos Laredo - Bilbao). Parece ser que han habido bastantes protestas en varios puntos del país, y nos ha tocado.
En fin, que para cuando hemos llegado a ACRE, estaba anocheciendo (al menos hemos podido disfrutar de la puesta de sol).
Los puestos del mercado estaban ya todos cerrados y el ambiente era especialmente tranquilo, lo que no es nada malo…
Y como no queríamos repetir falafel o hummus, hemos optado por una cena dulce repleta de esas delicias árabes que llevamos viendo estos días, pero que apenas habíamos catado. Ya tenemos nuestras favoritas, je, je.
La ciudad promete, y ese es el motivo por el que mañana estaremos todo la jornada por aquí. Y es que Acre es uno de los emplazamientos históricos más importantes, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Seguiremos informando.
Qué maravilla de viaje!!! A seguir disfrutando que todavía os quedan muchas experiencias
ResponderEliminarGracias x seguirnos!!!
EliminarHola chicos, otra ecléctica jornada en un país de contrastes. Gracias por transmitirlo.
ResponderEliminarBesitos
Marcos 8:27 ! Por cierto, no sabía lo de los bahaístas de allí. En la India hay muuuchos y un templo espectacular en Delhi. Esperando con ansia el relato de Acre y el fin de las Cruzadas…
ResponderEliminarBahaistas??! Encima de coger apuntes, tengo que hacer mi propia investigación. Me ha picado la curiosidad 😉
ResponderEliminarQué te pensabas, que no os íbamos a dar trabajo?
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